¡Este
posmodernismo fugaz! ¡La vida no es tan corta! Sí es cierto, el tiempo no está
para desperdiciarlo; pero tampoco es excusa para individualizar nuestras
acciones y minimizar el impacto que causamos a nuestro alrededor.
Como
purísimos representantes de la Civilización del Espectáculo tendemos a pensar
que las cosas deben hacerse para el
disfrute inmediato y que si no tenemos remuneración instantánea el esfuerzo es
simplemente inverosímil.
Encontramos
ejemplos en todas partes, en los estudios, con las relaciones humanas, con el
factor social y con todo en general. Incluso podríamos decir que nos
justificamos por el miedo a que la vida se acabe en un instante y el ´´corre
corre´´ termina por reflejar un incremento exagerado de falta de compromiso en
las personas (especialmente las más jóvenes). De pronto un día cualquiera y
gracias al miedo pasamos de amor a sexo, de amigos a ´´compas´´, de profesión a
´´brete´´ y de romanticismo a ´´un fiestón de una noche´´.
La ligereza
de acciones y de pensamientos representan la decadencia de nuestra generación,
porque olvidamos que sí se necesita tiempo, tiempo para amar, para
comprometerse, para desarrollar una meta, para enamorarse, para ser exactamente
como queremos ser y quienes queremos ser. La vida es entonces: esos momentos
que pasan mientras estamos corriendo porque no podemos perder un minuto y
tampoco comprometernos con nada. ¿Para qué perder el tiempo?
¿Cómo
construir un sueño si no tenemos tiempo para soñar, cómo convertir un sueño en
una meta si no tuvimos tiempo para motivarnos, cómo emprender la labor si la
motivación no llegó a ser suficiente para sostenernos en las tempestades? ¿Cómo
hacer verdaderos amigos si no hay chance para conocerse y para comprometernos con
nuestros sentimientos?
Tal vez
suene muy anticuado, pero si no nos tomamos el tiempo de darle buen uso al
tiempo, no solo tendremos una vida muy corta, también una muy insignificante.
Algunos de los que se hicieron padres en la época de los 80s, son o han sido el vivo ejemplo del inicio y las consecuencias de éste estilo de vida. No hubo
tiempo para trabajar, no hubo tiempo para cuidar a sus hijos, no hubo tiempo
para cotizar una pensión, porque ´´quien es espíritu libre no se
compromete´´. Y es que, el que piensa que la vida es tan corta, tiene muy corta su
visión a futuro, pero cuando los momentos fugaces se acaban ¿qué queda?
Hemos sido
testigos de infinidad de almas fugaces, hemos visto cómo la lucha se acaba
temprano porque pereció la capacidad de crear esos momentos maravillosos; y más
que satisfacción al final vemos dolor. El dolor de todos aquellos que
decidieron ´´facilitarse´´ la estrategia de vida y al que final enfrentaron las
terribles consecuencias.
Existen infinidad de casos que actualmente caminan por
el mismo trampolín y que tienen preferencia por cerrar su corazón y exponerse
lo mínimo posible, pero corren un gran riesgo: desconocen las secuelas de tan desafortunada actitud.
Pero mis estimados: ¡hay tiempo! porque la vida no
es tan corta, porque cambiar es posible, porque los resultados de los grandes
esfuerzos siempre son más dulces, porque las consecuencias de enfrentarse al verdadero
dolor nos hacen más fuertes y porque quien quiera dejar una huella debe pisar
con mucha fuerza. Al final de cuentas, lo queda después de una gran comilona es
un intenso dolor de panza y después de una vida de mucha gratificación instantánea, mucha soledad.
Nota: Ésto tiene una dedicatoria especial para algunas personas que ya han partido, que han dejado grandes vacíos en mi corazón y que quisieron dejar este mundo muy jóvenes para no tener que soportar el calvario de la soledad; pero también para algunas otras que con la tristeza de mi alma veo encaminarse en la desesperante realidad de una vida fugaz.
Nota: Ésto tiene una dedicatoria especial para algunas personas que ya han partido, que han dejado grandes vacíos en mi corazón y que quisieron dejar este mundo muy jóvenes para no tener que soportar el calvario de la soledad; pero también para algunas otras que con la tristeza de mi alma veo encaminarse en la desesperante realidad de una vida fugaz.
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