Los taxistas, autobuseros, chinameros y hasta ´´el chino´´ de la pulpería de la esquina, se quejan cuando pagamos con un billete de cinco mil o diez mil colones. Las quejas al utilizar uno de veinte mil, van a ser constantes y no faltará el que se quede sin el bollo de pan, por falta de menudo.
Es cierto y como mencionan los vanagloriados miembros del Banco Central (BCCR), que tener billetes de veinte mil, permitirá que la billetera se vea más delgada o que hacer transacciones con grandes sumas de dinero, sea más liviano. ¿Pero quién decide que tipo de billetes da el cajero o con qué denominación nos da el vuelto el pistero de la gasolinera?
Dice Carlos Melegatti, director de la división de Servicios Financieros del BCCR: ´´Se espera que la gente pague montos altos, como préstamos, con este billete, pero que no vaya a una pulpería y pague un rollo de culantro o un kilo de papas con ¢20.000´´. Entonces gracias a estos billetes, deberemos cargar con nosotros, un muestrario de denominaciones, por si se nos ocurre que queremos un paquete de chicles de la pulpería.
Como consecuencia, tendremos bastantes cambios en la manera de comprar y vender. Inclusive discriminación.
Tanto que nos costó y hasta una ley hubo que crear, para que no nos discriminaran como tarjetahabientes, y pudiéramos pagar hasta cien colones con una tarjeta de débito o crédito. Ahora la discriminación cambiará de usuario, los pobres tontos que tengan un billete de veinte mil y transacciones de poca importancia, como comprar leche o el periódico.
Entonces si usamos este billete, únicamente para transacciones de grandes cantidades, va a ser ´´todo un éxito´´. Ojalá que todos tengamos transacciones ´´ bastante importantes´´, para que podamos estrenar este billetico.
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